La revisión dental consiste en una inspección intraoral de los dientes, encías y tejidos blandos (mejillas, labios y lengua) para identificar y/o descartar problemas bucodentales a tiempo. Lo recomendable es hacer una visita, al menos, una vez al año. Cuando el paciente tiene problemas periodontales o predisposición a tener caries, lo recomendable es hacer la revisión cada 6 meses.
Por un lado, una correcta higiene dental: cepillarse los dientes mínimo dos veces al día durante dos minutos y utilizando la seda dental al menos en el último cepillado, antes de acostarse. Por otro, visitar al dentista con frecuencia y acudir a la consulta si se detecta alguna alteración en la boca.
También es necesario mantener una buena alimentación y no abusar de alimentos ni bebidas azucaradas.
Recomendamos cepillarse al menos dos veces al día: por la mañana y antes de dormir, y al menos 30 minutos después de haber comido para que tu boca pueda volver a sus niveles seguros de acidez. El cepillado nocturno es crucial, ya que reduce la acumulación de placa y bacterias que se produce durante el día. Además, el uso del hilo dental y enjuagues bucales puede complementar significativamente esta rutina.
Cada dentífrico tiene unos ingredientes y un propósito determinado. Así pues, nos encontramos con:
Los enjuagues o colutorios son un complemento al cepillado, nunca deben sustituirlo. Ayudan a reforzar el esmalte, reducir la sensibilidad dental, eliminar bacterias y combatir el mal aliento, además de aportar mayor frescor de boca.
La seda y el hilo dental ayudan en la higiene interproximal ya que llegan donde el cepillo no llega. Su uso elimina la placa dental y los restos de alimentos que quedan en los espacios interdentales. Se deberían usar al menos una vez al día.
Se recomienda visitar al dentista por primera vez cuando empiezan a salir los primeros dientes, alrededor del año de edad. Esta primera visita resulta muy útil como toma de contacto con el odontólogo y también para crear confianza, así se evitan futuros miedos o temores. En el caso del ortodoncista, se recomienda visitarlo antes de que el niño/a empiece a cambiar los dientes de leche por los definitivos, alrededor de los 5 años de edad.
La odontofobia o miedo al dentista, es un miedo irracional que algunas personas manifiestan en la consulta del odontólogo. La confianza en los profesionales de la clínica dental, una adecuada comunicación con el paciente y la información sobre las características del tratamiento son factores que ayudan a superar este tipo de miedos. La experiencia del odontólogo y su trato con el paciente son factores que también ayudan a superar estos miedos.
La ortodoncia no está limitada sólo a niños/as y adolescentes. Puede ponerse a cualquier edad para mejorar tanto la estética de la boca como también la funcionalidad, ya que aparte de alinear los dientes también mejora la oclusión. De esta forma se evitan problemas como el desgaste dental, se mejora la higiene dental y se reducen las alteraciones de la articulación de la mandíbula.
La caries es la enfermedad dental más frecuente, seguida de enfermedades periodontales como pueden ser la gingivitis o la periodontitis. La caries puede aparecer en todas las edades, incluso es habitual en los niños/as con dientes de leche. No obstante, estas enfermedades son en gran medida prevenibles. Una buena higiene oral, una dieta equilibrada y visitas regulares al dentista son esenciales para prevenir estas afecciones.
La halitosis o mal aliento se asocia a una higiene bucal pobre o poco efectiva. Está causado por una carga bacteriana importante alojada entre los dientes y las encías o a una acumulación de placa y restos de alimentos entre los dientes.
La mejor manera de evitarlo es mantener una buena higiene diaria (sin olvidarse de cepillar también la lengua) y realizar una limpieza bucal profunda como mínimo una vez al año.
Siempre que se nota dolor dental se debe acudir al dentista, aunque desaparezca rápido. Suele ser un indicativo de que algo está ocurriendo y lo importante es averiguar si se trata de algo casual o está comenzando a aparecer alguna patología: caries, infección, erupción de una muela del juicio…Por este motivo es recomendable acudir al especialista y hacer una valoración lo antes posible.
La extracción de las muelas del juicio está indicada en el caso de que ocasionen algún tipo de problema, dolor o infección. También es recomendable extraerlas cuando crecen de manera incorrecta o no hay espacio suficiente para ellas y afectan a la posición del resto de dientes.
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